No encajas, no lo intentes, no hay por qué camuflarse
Puercoespín frágil, no intentes recubrir de carne tus espinas
Es inútil esconder los filos y las llagas y las mentiras
Es absurdo vivir tragando bilis para intoxicarse voluntariamente
Si te exaspera, escupe. Si te duele, grita sin parar
Y que se pare el mundo porque: He aquí una loca! y que lo digan más fuerte
Hasta que se contagien con espejos y se difumine el límite ente el dedo y la nuca
Entre el adentro y el afuera, que dejen el engaño
Que nunca ha habido bien ni mal, cielo o infierno, nada más incierto
Somos pinturas en claroscuro, sumergidas en lagunas de deseos que piden sangrar
¿Quién podrá saciarnos tanto para satisfacernos?
La mano propia lo intenta y casi llega a apretar el cuello
Pero nunca alcanza a darle el último retorcijón
Todo sirve, nada sirve ¿cuál es la verdad sino las mentiras más grandes?
Batallas incesantes de una guerra absurda, y para eso vivimos ¿ te ríes o te desesperas?
Brilla y baila frenéticamente para que el miedo se pegue a la suela de tus zapatos
y se enrede en el vaivén sonoro de la bruma y los truenos
Para que el tiempo ese que no existe no te asuste,
como nunca existió el tal coco y sin embargo llegaste a adolescente, no llegues a la última página.
Suda cada vez que se pueda, transmuta la ansiedad en gotas saladas cual alquimista de alcantarilla
No armes tu cama con escombros, destina el sótano como sitio de paso para tus días de penumbra
Y en la noche vuela y muestra los colmillos
Pero nunca te olvides de lamer, nunca dejes de lado la ternura, que vivir no te cierre los poros jamás.
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