jueves, 11 de agosto de 2016

PARAQUEANDO

Me la paso paraqueando porque no tengo oficio más que el de la búsqueda inútil de encontrar mi never neverland, el quid de las manos inquietas de mi niña hiperactiva sin remedio que escapó de la psicóloga en el kinder garden, escondiendo esa luz de su cabecita torpe, neuropista de enanos paranoides enfermos de una risa compulsiva, ¿de dónde sacarán tanta azúcar los traviesos para estar así de desorbitados? Los pequeños son crueles e imprudentes y sin embargo no parece que quieran hacer daño, así de dulce es la inocencia de la vida, los niños... pero eso sí, no puedo negar que son comiquísimos hasta los límites, en sus carritos chocones no les importa romperse los dientes y se ríen con la sangre saliéndose a borbotones de sus bocas mugrosas con tal de un buen salto para hacer reírse entre ellos, la muerte es uno de sus temas favoritos en sus chistes, parece que encontraron la felicidad, hasta que se encuentran con otros hermanitos, de los que sin duda también se ríen pero nunca ignoran, estas son unas criaturas que ya no se mueven porque sólo están dedicados al improductivo oficio de llorar,eligieron como vida naufragar en los mares nauseabundos de excrementos mentales de los humanos, ese es su paraqué.

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