jueves, 19 de febrero de 2015

Paisajes ilusorios



De toda la realidad que compone al mundo, sí hay algo por lo que indudablemente valga la pena existir es viajar, y viajar como recreación y conocimiento interior, expandir el mundo, urgar los horizontes de lo físico, planear un escape sin plan con equilibrio y degustando el placer más sencillo de vivir sin buscar la saciedad, sin llenarse con la ostentosidad o pretensión.

Viajes hay de todas las categorías, pero siempre el viaje tiene la característica de la dicotomía, tiene dos componentes contrarios que son el anhelo de todo ser humano: El conocer y el escapar, la busqueda de llenarse y vaciarse, el construir y el limpiar, es una transfusión de vida, es alimentarse de nuevas cosas y desarraigarse de todo aquello que no queremos que haga más parte de nosotros, lavar los restos de la viscosidad de la civilización, el olor a ciudad sucia, a rutina y ruina, a la mecánica de los relojes, a la lucha y la extorsión del alma por los billetes manoseados que todos queremos en nuestros bolsillos, a la esclavitud del consumo.

Como humano amo las flores y las plantas, las raices, las hojas que se desprenden

Los viajeros tienen esa cualidad que llaman ser ciudadano del mundo

Viajar! Perder países!
Ser outro constantemente,
Por a alma não ter raízes
De viver de ver somente!


Não pertencer nem a mim!
Ir em frente, ir a seguir
A ausência de ter um fim,
E a ânsia de o conseguir!

Viajar assim é viagem.
Mas faço-o sem ter de meu
Mais que o sonho da passagem.
O resto é só terra e céu.
¡Viajar! ¡Perder paises!
¡Ser otro constantemente,
Por el alma no tener raices
De vivir viendo solamente!

¡No pertenecer ni a mí!
¡Ir al frente, ir siguiendo
La ausencia de tener un fin,
Y el ansia de conseguirlo!

Viajar así es viaje.
Mas hágolo sin tener de mí
Más que el sueño del pasaje.
El resto es sólo tierra y cielo.

















FERNANDO PESSOA NOGUEIRA


jueves, 5 de febrero de 2015

POISON

"Live or die but don't poison everything" A.S.

Un instante creo que estoy viva, es entonces cuando una mujer se mezcla con cada deseo siempre muerto. Cae como pluma una bala dentro del agujero de mis heridas. Se anida, se recuerda el momento estrepitoso y no duele, una colilla en mi cenicero sin fondo. Una mujer nueva, una añoranza de algo que nunca existió ni existirá.

 Vivo en una fortaleza que es mi cárcel, Una ciudad donde alguna vez nevó y dejó cenizas sin fuego. Incendios devastadores han convertido mi morada en desierto. Sonó la alarma, me froté los ojos para untarlos de polvo y el agua invisible apagó el fuego  que hacía arder las paredes y su cubierta de terciopelo vino tinto, con suplicio añoran dolor y gritan por sentir gotas de sangre deslizarse su superficie  que ya no existe tampoco.

 Dicen que todo ha sido un sueño y no es verdad, la realidad se concentra como una dosis de cianuro que no mata, corroe lo incorrosible. El tiempo constata que los huesos han crecido y algo ha cambiado, la realidad que alguna vez pareció ser lustrosa tiene sus colores desgastados, mis dientes a son opacos, pardos por cada rastro de humo de cigarrillo que ansío a cada instante, así como mi cuerpo, mis tetas, mi piernas, mi vagina y mi culo se ha manchado con el roce de lenguas, dedos, y objetos que me follan para saciarme de un placer que ansío y del que me declaro adicta, ese fugaz climax que dura menos que lo que cuesta imaginarlo y que nunca tiene un rostro.